lunes, 22 de junio de 2009


Diazepan y Sertralina

A V la he comenzado a conocer hoy. La veo esporádicamente pues no dicto en su salón. Hoy les llevé, a ella y a sus pocos compañeros, una crónica de Miguel Ángel Cárdenas sobre la ayahuasca. Hace unas semanas se habían mostrado intrigados por el misterio de esa planta. Entrando en el tema, V me pregunta si he fumado alguna vez marihuana. Le digo que no. Ante mi réplica, ella me responde lo mismo. Creo que no le creo. Pero lo que más me sobrecoge es su confesión, sus compañeros ya lo sabían: suele automedicarse Diazepan y derivados.

Me confiesa que la última vez tomó 6 pepas para dormir y una vez anterior se lanzó con 15. Le pregunto si es que acaso se quiere morir y me dice: "lo hago solo para relajarse y “solo” una vez por semana". Esboza autosuficiencia y poder sobre ellas y eso me da miedo. Continúa relatando que comenzó a tomar desde que un siquiatra la medicó pero que desde algún tiempo lo hace sin control ni receta alguna. Antes de animarse a contarme todo esto, teme que se lo cuente a su hermana, que también es profesora en el mismo colegio. Curiosamente, sé más de ella que de la hermana y creo que he terminado sabiendo algunas cosas que su hermana ni se entera.

Por su relato (de vida), creo intuir algunas de las detonantes de su adicción. Pero lo que más me ha perturbado es que en el facking colegio en el cual dicto y ella es alumna no hay un puto psicólogo; siendo, paradójicamente, un colegio al cual van a dar adolescentes que no se han adaptado o ha fracasado en un sistema tradicional. Miento, lo que más me ha perturbado y me termina ganando es la incógnita que ha surgido en mi ego: ella es mi antípoda al haber abusado de las pastillas que le receto el siquiatra? (He abandonado las que también me recetó otro médico igual). Me pregunto si ambos hemos caído a un pozo enlodado de lo mismo. Quizá nuestros ojos, aun vivos, no parecen haberse percatado de nada.

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