martes, 25 de mayo de 2010

Breve nota a Elephant de Gus Van Sant


Elephant está basada en la matanza ocurrida en Columbine. La vida cotidiana de los alumnos se esboza desde diferentes puntos de vista, todos estos se terminan enlazando al estallar la tragedia. Se trata de una reconstrucción sosegada y distante emocionalmente. No hay picos de drama, incluso el final es abrupto y nos deja la sensación de una expectativa frustrada. Este tono narrativo, es el tono que ha caracterizado el cine de Vant Sant y al llamado cine independiente o cine-arte.

Si algo caracteriza a Elephant es el miedo al sermón, al discurso pastoral sobre una sociedad en la cual comprar armas es tan fácil como comprar libros. Elephant es una película compleja y rica en símbolos en tanto no se explicita “la causa” del porqué estos chicos cometen una masacre en su colegio; por el contrario, la película muestra diferentes síntomas que pueden ser las posibles motivaciones del actuar de estos jóvenes enajenados (enajenados en tanto parecieran no tener amigos, ni tampoco enamoradas, el gregarismo parece ser un utópico en sus vidas).

Solo quisiera hacer alusión a dos potentes metáforas que coparon mi atención: el piano y el juego de video. En una escena, ambos jóvenes están en un cuarto. El chico rubio juega este juego elemental en el que se dispara gente indefensa, de civil, en un horizonte blanco. Es un juego tan simple que resulta vacío y cruel, matar por matar, matar como fin y no como medio para alcanzar el éxito de una operación milita, por ejemplo. No hay reto alguno, es un juego para autómatas. De otro lado, el otro chico interpreta bellamente una melodía de Beethoven, casi con perfección, pero falla, maldice las partituras y decide ir por el videojuego de matar en el horizonte blanco. Creemos que este cambio, del piano hacia el video juego, representa el fracaso del arte, el arte en tanto actividad edificante que nos hace más sensible como especie y como individuos. Quizá también nos quiere decir como no basta solo con el arte para “salvarnos” de la enajenación, sino que debe de haber otras condiciones para hacerlo, como unos padres que se encuentren presentes y no sean sujetos sin rostro con los que cuales solo compartimos un desayuno, o la incapacidad de los profesores para interactuar y saber que siente sus alumnos.

viernes, 7 de mayo de 2010

Entre el cine show y el cine arte…Crepúsculo y Déjame entrar



Hace algunas semanas vi estas dos películas que pendulan bajo el tema del vampirismo. Entonces, me resultó inevitable compararlas. Ambos films están basados en libros con distinta suerte: Twilight (2005) de Stephenie Meyer, convertida ya en bestseller y secuelas, y la otra, Déjame entrar (2004) de John Ajvide Lindqvist, con menor éxito comercial, pero con traducciones a algunas lenguas (entre ellas el inglés y el español). En el caso de Déjame entrar es importante destacar la participación del Ajvide en la adaptación fílmica.

A nivel espacial ambas películas no desarrollan su acción narrativa en grandes ciudades o en el centro mismo de una ciudad, sino en lugares periféricos y pequeños, ya sea el pueblo de Fork o un suburbio de Estocolmo. Los personajes inmersos en este espacio son jóvenes: el caso de Bella (17) y Oskar (12), que viven en el seno de una familia disfuncional. Bella acaba de mudarse para vivir con su padre y Oskar vive con la madre y visita los fines de semana a su padre. Ambos son hijos únicos.

De otro lado, si en algo coinciden los vampiros de ambos films es que son cubiertos por un aire de androginia, el caso más explícito y complejo es el de Eli (luce como niña, pero su rostro tiende a la masculinidad, sumado su caótico cabello negro azabache). Pero, Oskar también luce andrógino, angelical, casi asexuado (el cabello largo y rubio, el cuerpo delgado recuerda al bello Tadzio de Muerte en Venecia). El caso menos notorio es el de Edward, el vampiro de (Crepúlsculo), su palidez, sus labios intensos y su mirada profunda parecen delineados y le otorgan un aire femenino. Eli también destaca por la cicatriz en el pubis, ¿acaso, en la película, se sugiere una ablación? Estableciendo correlato con el libro queda mucho más clara esa fugaz imagen, en el libro se alude que en algún momento Eli fue niño.

Diferencias:

Si bien, la figura del vampiro es una alteridad en relación a lo humano (alguien que en “esencia” dejó de serlo abruptamente en determinado momento) y, por tanto, deja de inscribirse a una especie y a su cultura, podemos encontrar matices en la construcción de Edward y Eli: Edward a pesar que es percibido como raro o extraño, se inscribe menos conflictivamente dentro de de su comunidad: colecciona discos de música, vive en una casa bella con un orden convencional, conduce un moderno auto, usa gafas llamativas (es un vampiro acomodado), en definitiva su ex-centricidad tiene un halo misterioso que no provoca repulsión, sino atracción. Por el contrario, Eli representa una alteridad más radical, por lo tanto, más perturbante: está mucho más vinculada con lo crudo (bebe solo sangre humana y no de animales como Edward), no es capaz de alimentarse de comida humana (cocida), su cuerpo expresa un rechazo visceral representado en el vómito (pareciera que Edward si podría consumir alimentos, pues en una escena vemos a su familia cocinando comida italiana para Bella), Eli vive en un departamento que no tiene muebles, duerme en la bañera, debajo de varios cobertores, su situación es más precaria y marginal. En definitiva, está más alejado de lo humano, su ex-centricidad es mayor, es más salvaje y atemorizante. Aunque ambos coinciden en tratar de acatar los imperativos culturales para atenuar su “diferencia”, para pasar desapercibidos y así sobrevivir: Edward solo consume sangre de animales y Eli no quiere matar para conseguir sangre, le encarga el trabajo a otro (humano) En ambos casos lo hacen para negar su identidad.

Carencias y afectos:
Bella y Edward, dentro de sus excentricidades, son personajes más típicos, menos problemáticos; por el contrario, Oskar y Eli nos presentan figuras mucho más complejas: por su ambigüedad sexual, por su naturaleza más salvaje en una y por su desarraigo social en el caso de Oskar (es víctima de abusos sistemáticos en el colegio, no tiene amigos, etc.). Incluso, los padres de Bella se inscriben en esa simplicidad: ambos son heterosexuales. En el caso de Oskar se sugiera la homosexualidad del padre (la visita de un amigo que quiebra el vínculo cercano y amigable en una fría noche de sábado).

Bella y Edward parecen jóvenes que se enamoran por simple atracción. Por el contrario, Oskar se encuentra sumido en un estado de carencia y el azar le da la oportunidad de conocer a Eli. Entre ellos hay más que pasajera atracción o flechazo. Oskar necesita conexión con alguien para poder ser y construir una identidad que se aleje de lo enajenante: cuando Oskar no conocía a Eli, solía mirarse en el vidrio que daba a la calle, a la oscuridad, a la nieve; ese reflejo le devolvía una imagen distorsionada, difusa de sí mismo, una imagen que producía cierto vértigo bajo el fondo oscuro. O cuando realiza el acting de defenderse de sus agresores apuñalando un árbol. Oskar ya no se mira en ese espejo aberrante ni se deja abusar luego de conocer y estar con Eli. A su vez, Eli necesita de alguien, su antiguo acompañante, un hombre ya mayor, se ha suicidado luego de un intento fallido por conseguir sangre, la policía lo ha apresado y pueden dar con el paradero de Eli. Por ello, la pequeña vampira también necesita a alguien que la acompañe, que la endoculture, en ambos hay carencias que se pueden llenar a partir del otro.

En el epílogo, cuando lo mejor para ambos parece ser la distancia, (Si Eli no se va pueden dar con ella) Oskar nuevamente se mira en el espejo y vuelve a ver esa imagen distorsionada, sin límites claros. Eli vuelve y restaca a Oskar, esta vez de las garras de un chico mucho mayor que él. Ambos parten en un tren sin destino. Alfredson, el director, ha descrito el final de su película como un happy ending. No sé si sea un final feliz, pero si me sentí reconfortado viendo a esos "chicos apatridas" partiendo juntos a una vida que se augura incierta y extraña, pues lo incierto y extraño lo es menos si tienes unos ojos en frente en los cuales representarte bajo un halo mejor contorneado y claro.