sábado, 18 de julio de 2009

El cuerpo de la mujer fue la primera colonia

Ayer en Página 12 se publicó una entrevista a Rita Segato, antropóloga e investigadora argentina, profesora del Departamento de Antropología de la Universidad de Brasilia. Segato ha investigado la pandémica violencia de género en casos como las sistemáticas torturas y violaciones contra mujeres en Ciudad Juárez. Googleando un poco me topo con unos fríos y reveladores números: en los primeros 10 meses de 2008 la violencia de género provocó la muerte de 110 mujeres en Argentina. En el caso de Perú cuatro de cada 10 mujeres sufren violencia física por parte de su pareja y 9 mujeres son asesinadas al mes por su esposo, pareja o ex compañero. Mientras en Guatemala hasta noviembre de 2008 se produjeron 626 asesinatos de mujeres. La situación de México, según un informe que data de 2006, reveló que 67 de cada 100 mujeres de 15 años y más han padecido algún incidente de violencia. Asimismo, según la ONU, en algunas zonas de Haití el 50% de las mujeres jóvenes han sido violadas o agredidas sexualmente y una de cada tres es menor de 13 años. La voz lúcida de Rita Segato alumbra las siguientes observaciones:

Cuando analicé la situación de Ciudad Juárez me pregunté por qué en estas nuevas formas de guerra es tan importante secuestrar, torturar, demolir, desmontar, deshacer el cuerpo de la mujer mediante la agresión sexual. Pero, cuidado, es un gran equívoco llamarlos crímenes sexuales. […] La respuesta es porque a partir de la agresión sexual a esa mujer, se ataca al otro. Los femicidios en el Congo, por ejemplo, son la destrucción genital de las mujeres. Porque en el imaginario patriarcal, que es hegemónico y en el cual estamos todos enredados, la destrucción del cuerpo de la mujer es la desmoralización no tanto de aquélla sino de los hombres que deberían ser capaces de tenerla bajo su tutela, de protegerla.”.

En todo caso, la violación es el suicidio moral del violador, no del violado. Que estés muerta moralmente porque tuvieron acceso sexual a tu cuerpo es una imagen patriarcal que nos inculcan. Para las mujeres esto no es así: la vida sigue.”

“Tenemos un escenario de nuevas formas de la guerra que no sólo se da en Latinoamérica. […] Estos grupos insurgentes contestatarios, las guerras maras, las mafias, las guerras de la policía contra los pobres y los no blancos, que son las nuevas formas del autoritarismo estatal. Estas situaciones dependen del control de los cuerpos, sobre todo del cuerpo de la mujer, que siempre tuvo una gran afinidad con el territorio […] Siempre digo que el cuerpo de la mujer fue la primera colonia.”

“El género es una máquina genocida y los jueces participan del género. Son hombres, nadan confortablemente en la atmósfera hegemónica patriarcal. Y para el género no existen tiempos de paz.”
“Las estructuras elementales de la violencia, no es sobre violencia de género sino sobre cómo el género es violencia y esa violencia es la fundadora de todas las otras formas de violencia. Es la fundadora de un edificio completo, jerárquico de expropiación para construir poder y, por lo tanto, violento.”

“Pienso que todavía estamos en la prehistoria, con una concepción cruenta del sexo, hasta poder superar el patriarcado. Con la modernidad, el espacio doméstico se privatizó, fue pulverizado. No existe posición peor para la mujer que la familia nuclear.”

“La invención del genocidio como lo conocemos hoy, no es simplemente el ingreso de un ejército a un pueblo para pasar a cuchillo a todos sus miembros. Es un exterminio programado y a veces a largo plazo. Si observamos ese exterminio como absolutamente racional –y no soy yo quien lo dice sino Hannah Arendt–, esa posibilidad de planificar el genocidio como una máquina burocrática es moderna y comienza con la conquista de América.”

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