domingo, 19 de abril de 2009


GANO ALIANZA, CARAJO!

Acaba de ganar Alianza faltando 5 minutos, y de qué manera: le volteó el partido, con purito corazón, a Cristal. Ayer también había ganado Alianza… por el cambio las elecciones presidenciales. Doble celebración.

Hay esperanza en el club ahora que gente cuyo único mérito en la vida fue amasar un poco de dinero (Cuchi, Franco y compañía) deja Alianza. Gente que, entre otras perspectivas, veía a los jóvenes jugadores solo como potrillos de su tranquera, y no como seres humanos en los cuales también había que desarrollar habilidades extra-futbolísticas para vivir la vida fuera de una cancha de fútbol; es decir, la mayor parte de sus existencias. Alguna vez un entrenador de menores del club me comentó que a Cuchi le parecía mariconadas los trabajos de cerámica que hacían los juveniles como parte de su desarrollo integral.

A pesar de los claros ejemplos que dejaron sus antecesores (Masías, Farah, Pichling y Constantino Carvallo, desde la educación integral), estos dirigentes no fueron capaces de seguir con esa mística humanística que tuvo Alianza desde fines de los noventas. Esa historia que se ha contado por la TV pero no tanto en el papel. Esa historia que nos habla de W, un jugador juvenil y ahora profesional que ganó hoy, que vivía en un tugurio en La Victoria junto a una madre drogadicta y a una hermana prostituta, o aquellos anónimos adolescentes que se quedaron en el camino, como H que murió de forma absurda, como se mueren los pobres en el Perú (Carvallo dixit): estampó su cabeza contra un poste mientras iba en una couster o aquel otro jugador, imposible de ayudar, que moriría en Lurigancho.

Las historias del fútbol sobrepasan los estadios y las canchas de entrenamiento, pero la miopía de los periodistas deportivos, o mejor dicho los periodistas de fútbol (porque este es su único monotema) no parecen percibir ese aspecto crucial y la mayoría de veces dramático. Me copa de esperanza la presidencia de Guillermo Alarcón, pues le cedió la posta Augusto Claux que venía con una plancha heterogénea llena de humanidad y mística: el empresario Fernando Farah, el sociólogo Aldo Panfichi, el filósofo y ex comisionado Salomón Lerner y del cual también formara parte Constantino Carvallo. Es inevitable pensar en el maestro Constantino sonriendo donde quiera que se encuentre, o mejor: riendo a carcajadas por el triunfo de hoy y por el de ayer. Arriba Alianza!

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