martes, 20 de septiembre de 2011
Whisky
lunes, 12 de septiembre de 2011
El hombre sin pasado o una utopía en la Modernidad

El director se esfuerza por mostrar un tiempo sin tiempo, indefinido aunque con una estética vintage sesentera -no hay presencia de pantallas, televisores y mucho menos computadoras; aunque en un par de pasajes vemos automóviles más contemporáneos- matizada por una fotografía cálida, de contrastes. Quizá la idea es crear un espacio de recuerdo, de añoranza, en un momento en el que podía haber un mejor horizonte de expectativas con respecto al futuro; un lugar en el que a pesar de la violencia injustificada, serían más los virtuosos de espíritu.
En este sentido, hay la proyección de un mundo posible, de solidaridad frente a un mundo social marginal que pierde al tratar de reconocerse en un Estado distante. La burocracia, la identidad sustentada en un documento burocrático, hará que este hombre vaya construyendo una identidad diferenciada a la que tenía antes, pues al, por ejemplo, querer retomar su antiguo trabajo de soldador no le será permitido por carecer de papeles (un nombre, una cuenta bancaria). Entonces, Si bien podemos ver como desgracia su “incapacidad” para intentar integrarse nuevamente al sistema, también podemos verlo como posibilidad para bregar por un camino diferente, en un sistema alternativo.
Es decir, el hombre sin identidad será un sujeto a la deriva que está buscando alguna cosa que hacer, algo a que asirse. Pero en esa búsqueda no solo será testigo de actos de caridad sino que en ese camino irá construyéndose un nuevo presente sin anclarse en el pasado: un volver desde cero desde un mundo mejor. Si antes fue un trabajador metalúrgico, cosía a fuego láminas de metal frío e inerte; era una tuerca en el sistema industrial, en el sistema capitalista; tenía un vicio, era ludópata: apuesta toda su colección de discos a pesar del gran amor que siente por la música. En un después, el presente que nos narra el film -cuando convive con los marginales cerca del río, fuera del sistema-, si bien no tendrá un trabajo (lo busca y no lo encuentra), el hombre sin identidad se agencia alternativas para desarrollarse, en esa búsqueda organizará un concierto. De este modo nace la fantasía de ser manager de una banda de rock (se lo comenta a Irma cuando van en un auto). Este acto lo distancia de su papel dentro de un engranaje industrial para quizá apostar por una vida marginal pero más conectada con sí mismo, una vida cercana al arte (la música), un arte contestatario como el rock (él sugiera a la banda que haga rock y no esa música acústica tan sosa).
El hombre sin pasado nos muestra una muerte simbólica, aunque quizá real en los códigos del film, un hombre que literalmente regresa de la muerte para ser otro. En esta muerte se encuentra la redención en un final en el que la utopía cristiana es vuelta a mostrar con el juicio final a los vándalos. Si bien en alguna entrevista Kaurismaki afirma que en lo que se refiere a la humanidad ha perdido toda esperanza: “Tuvimos la oportunidad de salvar al mundo, pero no la aprovechamos. El mundo sería mejor sin nosotros.” Su película rebosa un horizonte de esperanza aunque anclada en el pasado.
martes, 6 de septiembre de 2011
Limitless o las pastillas del mundo contemporáneo

jueves, 1 de septiembre de 2011
Paulina

R abre la puerta y me topo -con sorpresa, con temor, con sospecha- con Paulina [pero aún no sé que se llama Paulina]. Es rubia, menudita, aún pequeña, aun una niña; pero patea el mundo como si fuera una pelota. Habla alto, estridente, sin preocupaciones tontas de si incomoda o no al que la contempla estrellando el mundo en todas direcciones.
Paulina me pregunta: ¿qué haces tú acá? Permanezco desconcertado y no le respondo. R cierra la puerta y Paulina y el mundo se van por las escaleras. Mi respuesta tal vez debió ser: “vengo acá porque no fui como tú, porque nunca he pateado el mundo sino más bien resiento las patadas que el mundo me ha dado”.
Si retrotraigo al niño que fui podría definirlo por negación: fue lo contrario a Paulina. Pero si ella y yo nos hemos topado en ese mismo espacio es porque algo tampoco anda muy bien en ella. Como todo héroe, esta heroína tiene eso no integrado que la lleva al desequilibro. No me he atrevido a averiguar que es. En la antípoda de Paulina le he dicho a R: “Por si acaso no quiero que me digas que tiene solo quería decirte que me ha perturbado”. Y R me ha dicho: “Tu pregunta pararrayos no ha pateado el mundo”.