domingo, 23 de octubre de 2011
Azul de Kieslowski
martes, 4 de octubre de 2011
El Anticristo
martes, 20 de septiembre de 2011
Whisky
lunes, 12 de septiembre de 2011
El hombre sin pasado o una utopía en la Modernidad

El director se esfuerza por mostrar un tiempo sin tiempo, indefinido aunque con una estética vintage sesentera -no hay presencia de pantallas, televisores y mucho menos computadoras; aunque en un par de pasajes vemos automóviles más contemporáneos- matizada por una fotografía cálida, de contrastes. Quizá la idea es crear un espacio de recuerdo, de añoranza, en un momento en el que podía haber un mejor horizonte de expectativas con respecto al futuro; un lugar en el que a pesar de la violencia injustificada, serían más los virtuosos de espíritu.
En este sentido, hay la proyección de un mundo posible, de solidaridad frente a un mundo social marginal que pierde al tratar de reconocerse en un Estado distante. La burocracia, la identidad sustentada en un documento burocrático, hará que este hombre vaya construyendo una identidad diferenciada a la que tenía antes, pues al, por ejemplo, querer retomar su antiguo trabajo de soldador no le será permitido por carecer de papeles (un nombre, una cuenta bancaria). Entonces, Si bien podemos ver como desgracia su “incapacidad” para intentar integrarse nuevamente al sistema, también podemos verlo como posibilidad para bregar por un camino diferente, en un sistema alternativo.
Es decir, el hombre sin identidad será un sujeto a la deriva que está buscando alguna cosa que hacer, algo a que asirse. Pero en esa búsqueda no solo será testigo de actos de caridad sino que en ese camino irá construyéndose un nuevo presente sin anclarse en el pasado: un volver desde cero desde un mundo mejor. Si antes fue un trabajador metalúrgico, cosía a fuego láminas de metal frío e inerte; era una tuerca en el sistema industrial, en el sistema capitalista; tenía un vicio, era ludópata: apuesta toda su colección de discos a pesar del gran amor que siente por la música. En un después, el presente que nos narra el film -cuando convive con los marginales cerca del río, fuera del sistema-, si bien no tendrá un trabajo (lo busca y no lo encuentra), el hombre sin identidad se agencia alternativas para desarrollarse, en esa búsqueda organizará un concierto. De este modo nace la fantasía de ser manager de una banda de rock (se lo comenta a Irma cuando van en un auto). Este acto lo distancia de su papel dentro de un engranaje industrial para quizá apostar por una vida marginal pero más conectada con sí mismo, una vida cercana al arte (la música), un arte contestatario como el rock (él sugiera a la banda que haga rock y no esa música acústica tan sosa).
El hombre sin pasado nos muestra una muerte simbólica, aunque quizá real en los códigos del film, un hombre que literalmente regresa de la muerte para ser otro. En esta muerte se encuentra la redención en un final en el que la utopía cristiana es vuelta a mostrar con el juicio final a los vándalos. Si bien en alguna entrevista Kaurismaki afirma que en lo que se refiere a la humanidad ha perdido toda esperanza: “Tuvimos la oportunidad de salvar al mundo, pero no la aprovechamos. El mundo sería mejor sin nosotros.” Su película rebosa un horizonte de esperanza aunque anclada en el pasado.
martes, 6 de septiembre de 2011
Limitless o las pastillas del mundo contemporáneo

jueves, 1 de septiembre de 2011
Paulina

R abre la puerta y me topo -con sorpresa, con temor, con sospecha- con Paulina [pero aún no sé que se llama Paulina]. Es rubia, menudita, aún pequeña, aun una niña; pero patea el mundo como si fuera una pelota. Habla alto, estridente, sin preocupaciones tontas de si incomoda o no al que la contempla estrellando el mundo en todas direcciones.
Paulina me pregunta: ¿qué haces tú acá? Permanezco desconcertado y no le respondo. R cierra la puerta y Paulina y el mundo se van por las escaleras. Mi respuesta tal vez debió ser: “vengo acá porque no fui como tú, porque nunca he pateado el mundo sino más bien resiento las patadas que el mundo me ha dado”.
Si retrotraigo al niño que fui podría definirlo por negación: fue lo contrario a Paulina. Pero si ella y yo nos hemos topado en ese mismo espacio es porque algo tampoco anda muy bien en ella. Como todo héroe, esta heroína tiene eso no integrado que la lleva al desequilibro. No me he atrevido a averiguar que es. En la antípoda de Paulina le he dicho a R: “Por si acaso no quiero que me digas que tiene solo quería decirte que me ha perturbado”. Y R me ha dicho: “Tu pregunta pararrayos no ha pateado el mundo”.
jueves, 30 de junio de 2011
MEMORIA DE LA DEPRESIÓN
18 de diciembre, de noche.
Es un lugar común, pero me enfrento al horror de la página en blanco. No sé cómo iniciar a re-crear este estado que me acecha una vez más. Regina ha hecho que caiga en conciencia que siempre me acompañará. La ingenuidad hizo creer que bastaba con las pastillas (por un tiempo) y que luego sería parte del pasado, pero la depresión viene de mi pasado, es parte de mi presente y se arraigará en el futuro. El único gran reto es sobrevivir, tener una vida digna, que todo ello no termine con un hombre colgado de una cuerda o con un tiro en la cabeza. Morir de forma natural.
Hemos vuelto a nuestros rituales, ahora solo una vez por semana. He tenido la sensación que a pesar de eso ha sido intenso. La he sentido más participativa, siento que ha elaborado por mí, no sé si esté bien. Última conclusión: mi familia es depresiva, la narrativa de vida de mis abuelos está signada por el desamor, por la violencia, por la muerte, en especial por la muerte, por la ausencia, por la soledad, por el silencio, por lo no integrado, por una historia que no se cuenta, que se pierde con un niño vagando por las calles en las cuales no nació (mi padre)
Este estado en especial me acompaña en las segundas partes de los años. Puedo contabilizar y describir con claridad el estado depresivo de los últimos años. Desde el 2004. El otro día decía: el año debería de acabar en julio. Luego de julio todo se tiñe de gris, de hastío, de inseguridad, de vació, de silencio, se me ata la lengua y no hablo. Pero si el año tuviera dos partes, un año seria sosegado y el otro una mierda. Sería lo mismo.
En la tarde dormí un poco. Soñé que hablaba con Rocío, que estaba deprimida, que la consolaba, que le decía que me parecía una mujer espectacular, que había conseguido mucho, que fuera consciente de eso, que no había razón aparente para estar mal. En el fondo la entendía, que la depresión nos coge sin razón aparente, simplemente es como un malestar que aparece plagada de pura subjetividad. Para los otros nuestra vida puede ser plena y no comprende este estado subjetivo. A pesar de ello, yo intentaba hacerla saber lo grande que ella era.
En la tarde también soñé que estaba con un tipo, íbamos por Surco. De pronto todo era rural. La carretera al lado tenía un manantial profundo. Una camioneta iba a dar al agua. Él y yo no dudábamos en lanzarnos a rescatar a los que iban en ella. Abríamos la puerta. Intentaba emerger la cabeza a uno, pero eran como 5 los tripulantes. La que más me preocupaba era una joven, que estaba como atrapada debajo de los asiento. Sentía que despertaba y que el aire se le acababa, era desesperante. No había forma de sacarla, sabía que el aire se le acabaría. Era una mujer delgada. El sueño terminaba.
domingo, 15 de mayo de 2011
perro
Te sigo, quiero alcanzarte. Estamos cerca de casa. Mientras tú avanzas a paso sostenido, un perro me detiene. Ladra peligrosamente, imagino que me morderá, está rabioso. Tomo la iniciativa. ¿Cómo se enfrenta a un perro en un sueño? Me acerco, mido mis movimientos, sobre todo el de mi mano derecha y atrapo su hocico con ella. Fue arriesgado, lo sé. No dejo que la abra. Cuando lo tengo bien sujeto lo lanzo por los aires. Se golpea en los vidrios de un tercer piso. Cae y llora. Pienso: se me fue la mano. Intento escapar del dueño, que ahora, pienso, debe ser otro perro enfurecido.