
Página no escrita en un Diario.
Página no escrita en un Diario.
Hay momentos en los cuales realmente he vuelto a vivir: purificado, optimista, la belleza era el filtro por el cual percibía lo real. Vivo era la euforia, sabiendo que lo bueno me esperaba en forma de una niña con carrillos amplios. Vivo sentirse poderoso, amado por uno mismo, capaz de cualquier cosa, de cosas imposibles. Y uno piensa que ya no caería, que no sucumbiría, que no seguiría el sendero de los muertos, un padre o un hermano suicida.
Y es que no es necesario estar muerto para no vivir y hoy, después de un baño que he buscado que sea reparador, siento que no he vivido un poquito. Me agobian los pasos diarios, el rumbo incierto por un gran laberinto que solo intuyo de a poquitos. Un llanto contenido que me avergüenza, como anclarme en el pasado de una memoria herida, que no se lleva a la realidad de la palabra. Es implacable, pero todos somos nuestra memoria.
Pertenezco a esa generación que atraviesa la recta de los veinte, que pasó de grabar casettes a descargar música en Ares, y que también de tanto en tanto, aunque escasamente, compraba CD’s originales. Así que no lo pensé mucho cuando pude descargar Fuerza Natural (el último disco de Cerati luego de “la burbuja en el tiempo” que significo la gira “Me veras volver”). Fui escuchando las nuevas canciones aleatoriamente, según cuan rápidas iban descargándose, y bajo el tamiz de los pequeños parlantes de mi PC. Este ejercicio tan contemporáneo me llevo a no tener una impresión adecuada: el disco me pareció soso, de una medianía que me sumía en el aburrimiento y la desilusión. Luego cambie un poco de opinión, ojo, tampoco creo que sea un gran disco.